Acción Sindical, Denuncia, Medio Ambiente, Noticia

Artículo para el periódico Ingles The Guardián deja en descubierto una vez más el gran problema de los pesticidas en las bananeras

Sara Manisera periodista italiana que visito a Costa Rica y se reunió con grupos de afiliados a SITRAP, principiantemente para investigar sobre el uso de los pesticidas escribe un artículo para el periódico Ingles The Guadian deja al deja al descubierto una vez más este gran problema de destaca que se siguen utilizando pesticidas prohibidos en la UE, que afecta a los trabajadores y a los ecosistemas, todo para satisfacer la demanda de fruta “perfecta” en Occidente

https://www.theguardian.com/global-development/2024/sep/17/every-time-the-planes-pass-my-eyes-burn-the-hidden-cost-of-costa-rican-bananas?CMP=share_btn_url

Acción Sindical, Medio Ambiente, Noticia

UCR invita al SITRAP a una importante charla sobre agroquímicos

En este martes 16 de enero del 2024, en la Universidad Costa Rica se realizó una actividad sobre Monocultivos, plaguicidas y trabajo en plantaciones y afectaciones por agroquímicos, a dicha actividad SITRAP fue invitado

Acá una entrevista al Secretario General de SITRAP Didier Alexander Leitón Valverde sobre la problemática laboral en las plantaciones

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Costa Rica tiene 54 especies de colibrí, el ave más polinizadora de flores

Costa Rica Rica, tiene el privilegio de ser uno de los países del continente donde más especies de colibrí hay, con 54 especies que se adaptan a los diferentes climas y territorios del país. Se considera el ave que mayor contribuye a la polinización de las flores.

Los colibríes pertenecen al orden de los Apodiformes y a la familia Trochilidae. Son aves que se caracterizan por su pequeño tamaño , van desde los 5 centimetros hasta los 20 . Existen alrededor de 330 especies de colibríes y viven solamente en América. La familia de los colibríes se extiende desde Alaska hasta Tierra del Fuego, pero la mayor parte se concentra en los trópicos.

Los  colibríes o picaflores tienen un pico largo que les permite alimentarse de las flores. Cuando una de estas aves inserta su pico en una flor para beber el néctar, el polen pegajoso se adhiere a los lados del pico y cuando visitan la siguiente flor, algunas partículas del polen son transferidas y-si ambas flores son de la misma especie- ocurre el proceso de polinización, el cual es muy necesario para preservar la biodiversidad.

Visitan más mil flores al día

Dichas aves  pueden visitar a más de mil flores en un solo día en busca de alimento y pueden comer hasta 60 veces al día para reponer la energía que utilizan durante su vuelo.

El colibrí  puede dar hasta  80 aleteos por segundo  en las especies más pequeñas. Sus alas les permite flotar en el aire, lo mismo hacia adelante, atrás, arriba, abajo e incluso al revés, siendo las únicas aves en el mundo con la capacidad de volar hacia atrás. Estas aves  no pueden caminar.

Debido habilidad  para volar pueden eludir fácilmente a los depredadores, incluso a veces hacer frente a aves de mayor tamaño mientras defienden a sus crías; existen informes de colibríes enfrentándose a águilas.

Los colibríes  saben como detectar varias fragancias, colores y tipos de flores que les ayudan a sobreponerse en determinadas circunstancias.

La lengua y el pico de estas aves están especialmente adaptados a la alimentación de las flores. Sus lenguas tienen forma de “W” para ayudarles a sorber el néctar y sus picos largos les permiten obtener fácilmente este de lo

El más pequeño de ellos es el colibrí abeja cuyo cuerpo no sobrepasa el volumen de un abejorro. Este colibrí vive en Cuba y su longitud total, desde el borde de la cola a la punta de su larguísimo pico no llega a 5 centímetros.

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Talamanca le revela al mundo una nueva especie de rana

En Costa Rica, están presentes otras cinco especies del género ‘Diasporus’

Pasaron cuatro años desde que un grupo de científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) recibió la información de Stanley Salazar Núñez, un trabajador del sector turismo interesado en los anfibios, quien mientras caminaba por el bosque del cerro Plátano, en la cordillera de Talamanca, observó una rana que no había visto antes. Su conocimiento empírico lo hizo sospechar de que se trataba de un nuevo espécimen.

El  23 de mayo pasado la revista Zootaxa, especializada en taxonomía y zoología, publicó el  artículo en el que se anunciaba el descubrimiento de una nueva especie de rana del género Diasporus, la misma que Salazar encontró.

Una persona

Este documento fue escrito por los investigadores de la Escuela de Biología de la UCR Erick Arias Piedra, Gerardo Chaves Cordero, José Andrés Salazar Zúñiga y Adrián García Rodríguez; Stanley Salazar Núñez figura como coautor.

La especie fue bautizada con el nombre científico Diasporus amirae, en honor a la hija de Salazar, Amira Salazar Vásquez.

En Costa Rica, existen otras cinco especies de anfibios de dicho género. Estas ranas son conocidas popularmente como “campanita”, ya que se caracterizan por su particular forma de croar, semejante al sonido de una campana.

Los individuos de la especie D. amirae miden entre medio centímetro y dos centímetros, son de color café oscuro y su vientre es gris azulado. Se diferencian de otras variantes del género porque son más robustas y las otras, más estilizadas.   

Gerardo Chaves Cordero, herpetólogo de la Escuela de Biología, comentó que esta rana tiene un comportamiento muy diferente al de otras de su género, debido a que vive en hoyos muy cerca del suelo –aunque también se le ha visto en el dosel de los árboles, a unos ocho o nueve metros de altura–, cuando lo más común es que las Diasporus estén en la parte baja de la vegetación, a dos o tres metros de la superficie.

El holotipo de este anfibio (muestra de un organismo que se usa para la descripción y designación de una nueva especie) se conserva en el Museo de Zoología de la UCR para fines investigativos.  

Una búsqueda difícil  

Dentro de las mayores complicaciones que los investigadores tuvieron para identificar a la nueva especie, el clima de la zona fue quizás el principal obstáculo para encontrar a los anfibios, ya que en Talamanca llueve mucho durante gran parte del año.

“Cuando llueve muy fuerte, muchos animales se callan, entonces hay que esperar bastante tiempo para poderla encontrar. Puede topar uno con la mala suerte de ir por dos días, que llueva día y noche, y quedarse sin hacer nada”, expresó Chaves.

Otra dificultad que se presentó en la localización de individuos fue que el canto de las D. amirae es distinto al de las otras ranas de su género. Este canto, en lugar de ser constante, suena una sola vez cada cinco o diez minutos.

Pese a todos sus esfuerzos, los especialistas lograron encontrar únicamente diez individuos machos, todos ellos en el cerro Plátano, y a una altura aproximada de 1000 metros sobre el nivel del mar.